domingo, 22 de abril de 2012

En caída libre


Una nueva frustración, y van… Argentino volvió a exhibir hoy una pálida imagen, y en su visita a su homónimo de Quilmes cayó derrotado con justicia, por 4 a 1. El equipo de Sorrento no pudo hacer nunca pie en el sur del Gran Buenos Aires, y su rival, de muy buena performance en este campeonato, se aprovechó sin piedad. Los dirigidos por Barbieri realizaron quizás el peor partido de lo que va del 2012, y con la derrota se quedaron prácticamente afuera del Reducido de la Primera D.


La parada pintaba como complicada desde el vamos, ya que el conjunto de Quilmes venía como escolta del líder Fénix y realizando un gran torneo. Pero hay formas y formas de perder. Y la que eligió Argentino de Rosario hoy, fue la peor. Igualmente, la resistencia salaita duró más de la cuenta. Ya que durante la primera media hora de juego no pudo ser vulnerado por su rival, en gran parte, gracias a la imprecisión del local. Pero era cuestión de tiempo de que pase lo tan temido. Primero fue el ex Atlas Diego Leguiza quien marcó a los 33´, un par de minutos más tarde el volante Cristian Tello aumentó, y a instantes del final de la primera mitad Juan Pablo Pérez puso el lapidario 3 a 0 con el que los equipos se fueron al descanso. Ahí se terminó todo. Es que los de Quilmes mostraban un sólido esquema que los de Barbieri nunca supieron cómo doblegar.

De igual manera, los de Sorrento lograron acortar el marcador a los 12´ minutos del segundo tiempo gracias a un penal que Mauro Andrada transformó en gol. Parecía entonces que el trámite del partido podría llegar a variar. Pero nada de esto sucedió. Es más el local aumentó la cuenta por intermedio de Leguiza, y liquidó el partido de manera definitiva.

Fue 4 a 1, pero pudo ser peor.  Es que durante la segunda mitad el conjunto local se floreó y estuvo muy cerca de aumentar las cifras del marcador. Todo esto ante la impotente mirada de un plantel que no sólo careció de fútbol, sino que nunca tuvo respuesta anímica para revertir la situación, mientras se sucedían las conquistas locales.
 
Así, los de Barbieri se despiden del sueño de pelear por un lugar en el Reducido. Una utopía que sólo se cimentaba sólo desde lo matemático, ya que desde el juego el equipo siempre tropezó consigo mismo y esporádicamente exhibió un juego acorde a la historia de Argentino.

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