Centenario poco feliz

Argentino de Rosario nació hace cien años en el populoso barrio de Refinería, un 15 de enero de 1912. El club fue creado por trabajadores anarquistas que deseaban tener un ámbito propio en donde desarrollar deportes. En un principio se llamaba Embarcaderos Córdoba y Rosario, y desde comienzos de su vida deportiva participó en los campeonatos de la Asociación Rosarina de Fútbol. Con el paso del tiempo la institución creció, y cada vez era más frecuente verlo entre los animadores de la liga local.

Con los años su nombre mutó dos veces más: desde 1915 y hasta mediados de los años 30´ se llamó Nacional, para desembocar en la denominación con la que hoy se lo conoce.

Postal del José Olaeta durante la década del 40

Cuna de grandes jugadores, quedó relegado en el plano nacional junto con la mayoría de los clubes afiliados a la Rosarina con la incorporación de Central y Newell´s a los torneos de Afa, en 1939. Pero el Salaito no se quedó atrás, y fue a pelear a calle Viamonte hasta que consiguió que se le hiciera un lugar. Durante la década del 40 participó en la vieja Primera B, alternando buenas y malas participaciones, pero siempre defendiendo el buen juego con pelota al piso.

El comienzo de la segunda mitad de siglo lo relegó un poco de los primeros planos. Pero a partir de los años 80´ volvió a ser un animador claro de las categorías de ascenso. Todo esto gracias a un ordenado manejo dirigencial, y a una cantera propia que proveía al plantel de primera con grandes jugadores.

Equipo campeón en 1983

En 1984 quedó muy cerca de arañar la gloria. Es que el equipo de Sorrento (recién ascendido de la C) hizo ese año una magnífica campaña en Primera B, que lo metió en la pelea por el segundo ascenso a la A. El sueño se frustró en semifinales al caer derrotado ante Gimnasia y Esgrima de La Plata, que posteriormente se haría con el ascenso. Lo curioso de este hecho fue que ese mismo año Rosario Central descendió a la segunda categoría del fútbol argentino, y que de haber ascendido el Sala se hubiese producido el insólito hecho de tener a Argentino en Primera A, y a Central en la B.

La década del 90 trajo problemas económicos para el club. Esto lo sufrieron la mayoría de las instituciones, y por suerte no se reflejó tanto en lo deportivo ya que Argentino militó gran parte de estos tiempos en Primera B Metropolitana, y sin riesgos de descender. Es más, en la temporada 98/99 fue campeón de esta categoría y se ganó el derecho a jugar en Primera B Nacional, al menos por un año.

A partir de entonces la institución entró en un camino descendente sin fin en muchos ámbitos. En lo deportivo, desde el año 2005 pasó de la B Metropolitana a la Primera C, y cinco años más tarde, condenado por el promedio, descendió a la Primera D por primera vez en su historia. Mientras que en lo institucional, sufrió un deterioro grotesco, con un club que actualmente parece venirse abajo, y que casi que ni cuenta con lo básico para jugar un partido de Afa en la última categoría del fútbol nuestro de cada día.  

Esto es consecuencia en gran parte del pésimo manejo dirigencial del presidente del club, Daniel Mariatti, a quien sólo parece importarle su propio enriquecimiento y hace la vista gorda al ver la agonía en la que se encuentra la institución que maneja.

Ayer, Argentino cayó como local ante Deportivo Riestra por 1 a 0. Quedó en la onceava posición del campeonato de Primera D, y casi sin chances de meterse en el Reducido. Es decir, que apenas tiene a 7 equipos por debajo en la tabla de un torneo que representa el último escalón del argentino, y en donde todos los planteles son amateurs.

Equipo de la presente temporada

Todos estos datos no hacen más que reflejar que Argentino de Rosario está en el peor momento de su historia, y justamente en tiempos en donde está cumpliendo cien años de vida. ¿Habrán imaginado aquellos vecinos de Refinería de principio de siglo el momento en el cual actualmente se encuentra el club? Ojalá que no. Porque seguro que a más de uno se le hubiese piantado una lágrima al ver en lo que se convirtió el viejo y querido Embarcaderos.